A mediados de los años ochenta, tras importantes temporadas de visiones (desde 1964 en adelante), José Argüelles empezó a escribir el Factor Maya, una visión muy diferente sobre la realidad y el tiempo entre los antiguos mayas.
Interesante su punto de vista, que se refiere a la ciencia maya como un sitema de creencias coherente que percibía y consideraba importantes las pulsaciones cósmicas energético-temporales, las cuales definían o definen los hados en la tierra. Muy similar a la visión que Alfredo López Austin plantea en su Hombre dios y en su Tamoanchan y Tlalocan, donde se entre vé esta inherente relación de los hombres y mujeres del Mayab y Anahuac con la realidad temporal que vivían, la cual mucho distaba de nuestro materialismo científico en el que el tiempo no es concebido sino como un reloj de arena desechable que tarde o temprano acabará por vertir sus granos de un lado a otro. La diferencia central entre ambas visiones es que los Mayas y la concepción mesoamericana de la reliadad temporal es cíclica espirálica ascendente. Así se puede comprender que el futuro esté situado en un punto del pasado, y visceversa. Para nosotros el tiempo es la condena que significa que se vierta toda la arena de un lado a otro, pues no entendemos como los Mayas que el reloj puede voltearse para reiniciar nuevos ciclos, que se caracterizan de los demás por las pulsaciones galácticas y estelares de cada momento.
Pues bien, haber encontrado el Factor Maya de José Argüelles, recomendado por mi amigo Leo Péresbarbosa, significa para mi un frescor mental que raya en el estado de arrobo cósmico característico de las veladas wirikutescas.
Ho Mitakuye Oyasin!