
Resultaría inverosímil utilizar este espacio abierto para expresar cómo lo hice, sin embargo vale la pena decir que es posible escapar de ellos.
Estuve cautivo por 6 semanas. Fui sometido a una infinidad de pruebas en los que ellos llaman los tres niveles vitales: biológico, psicológico y espiritual.
El lugar en que me recluyeron se encuentra al sur de la ciudad, cerca del cerro del ajusco. Tienen un rancho discreto arriba de Santo Tomás, en el camino a Chalma. La primera vez que se supo de ellos fue en 1999, cuando se realizó el contacto entre el papalote y los que suben. Fue un encuentro rápido, certero y a los que participaron les pareció incluso un paso gigantesco para la humanidad. Pero en fin. Es en el camino a Chalma; sus instalaciones están hechas de un material ligero pero muy resistente que irradia luz, calor o frío según se requiera por las condiciones ambientales. Nunca vi un cable ni una funete de energía, lo que me hizo suponer que su forma sutil de conseguirlo significaría un parteaguas en la lucha contra el IEC.
Transmisión interrumpida por origen dudoso del acceso al servidor central del IEC