La música corre y los servicios se engrandecen.
“Una realidad ineludible” -pensó Kalil Yahmedi, que sesudamente se mesÃÂa los cabellos encanecidos y grasientos.
Asàes, los números no mienten, leÃÂa en http://gestiopolis.com:
En la industria fonográfica, aquàno se salvan ni Chente, ni Juanga, Banda El Recodo, Luis Miguel o Shakira. La industria discográfica en nuestro paÃÂs reportó pérdidas por 2,700 millones de pesos el año pasado. El 65% del material musical que se vende en el paÃÂs es pirata. México ya tiene medalla de bronce al ubicarse como el tercer paÃÂs más pirata del mundo con ganancias ilÃÂcitas que llegan a los 220 millones de dólares por concepto de CDs y casetes piratas. El oro y la plata corresponden a China y a Rusia respectivamente según cifras de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica. |
Mientras, en la ciudad de San Petersburgo, se paseaba a lo largo del malecón de Pedro, frente a la Escuela de Marina, la indigente pareja. Se escuchaba un radio lejano.
Mientras, en la ciudad, las prostitutas apiñadas en las calles nocturnas de Cantón esperaban, frente al jóven con su IPod indiferente, que la noche les trajera buen negocio.
Mientras, en la ciudad de México, un perseverante ideologista escribÃÂa unas lÃÂneas de pelmacerÃÂa insulsa, mientras el pesero daba tumbos rumbo a Metro Observatorio.
Y todos escuchando directa o indirectamente a Ricky.
Sin embargo -pensaba Kalil- el negocio no es malo. Lástima de la fuerza del presupuesto y los hábitos de la gente. -Ya son ineludibles las consecuencias que implicó enmarcar de fibra óptica el suelo terrÃÂcola.
Ahora la utilidad se explica no en el acto de escuchar, sino en el proceso todo que engloba esta delicada operacion.